Lady Caroline Lamb y Lord Byron

 

Lady Caroline Lamb (1785-1828), por sir Thomas Lawrence (c. 1805).

Byron por Richard Westall (1813)

Frontispicio de la edición de 1825 de la Peregrinación de Childe Harold

John Samuel Murray (1778– 1843) por artista desconocido, principios del siglo XIX.

Melbourne house, hoy sede de la oficina del secretario de Estado para Escocia.

8 de St. James Street, una de las casas donde vivió lord Byron en Londres.


William Lamb por Thomas Lawrence (c.  1820)

Lord Bessborough por Samuel William Reynolds.

Sir Penistone Lamb, primer vizconde de Melbourne (1745–1828), por George Stubbs (detalle). National Gallery, Londres
 Tercer conde de Egremont, retrato de Thomas Phillips, grabado por John Samuel Agar

Lady Caroline Lamb y lord Byron se conocieron en Holland House en 1812. Aunque ella se mostró fría en un primer encuentro, en marzo le escribió una carta de admiración después de leer los dos primeros cantos de Childe Harold's Pilgrimage, que le había facilitado John Murray, editor de Byron; antes de publicarlos y convertir al poeta en una celebridad. A las cuarenta y ocho horas volvió a escribirle imitando los versos de Childe Harold. En respuesta Byron fue a visitarla a Melbourne house e iniciaron una aventura ardiente y literaria, que no pasó desapercibida para la Regency haut ton (alta sociedad).

Los amantes leían juntos, discutían de poesía y se escribían cartas diariamente, a menudo varias veces. Un amigo de Byron recordó encontrarle en su casa de St. James's Street «tan embelesado, que su tiempo y sus pensamientos se dedicaban casi por completo a leer sus cartas y responderlas… sus ojos brillaban del placer que sentía por lo que pasaba de su imaginación a la hoja».

Lady Caroline, nacida Ponsonby, aristócrata y novelista, se había casado en 1805 con William Lamb, segundo hijo de los vizcondes de Melbourne; cuando el hermano mayor de este, Peniston, murió de tuberculosis y él se convirtió en el principal heredero. Si bien, su verdadero padre era el conde de Egremont, pues su madre acostumbraba a usar sus encantos para promover los intereses de su familia con hombres poderosos. Lord Melbourne trató a William con respeto a regañadientes y mantuvo a la pareja con una asignación relativamente pequeña. Sobrevivió a su nuera por seis meses, por lo que Caroline nunca se convirtió en lady Melbourne ni nadó en la abundancia ―ella había adquirido su tratamiento de «lady» desde los ocho años, cuando su padre heredó el título de conde de Bessborough―. Siendo su marido un político prometedor, tampoco llegaría a verlo convertido en primer ministro y hombre de confianza de la reina Victoria.

Lady Caroline Lamb, por John Hoppner (antes de 1810)
Lady Caroline Lamb de niña, autor y fecha desconocida.
Edward Gibbon, por Joshua Reynolds (1779)
Henrietta Ponsonby con sus hijos Frederick y John por John Hoppner (1787)

Miniatura de Caro y su madre, autor y fecha desconocidas
Lady Georgiana Spencer, por Thomas Gainsborough (1785-1787)
Elizabeth Lamb, nacida Milbanke, por George Romney (2ª mitad siglo XVIII)

Lady Melbourne con la duquesa de Devonshire y la escultora Anne Seymour Damer en Witches Round the Cauldron de Daniel Gardner (1775).
Caroline Lamb, dibujo de ella misma fechado en 1803, poco después de conocer a William Lamb.

William Lamb, por Sir Thomas Lawrence, c. 1805 (año de su matrimonio con lady Caroline)

Cuando era niña ―una mocosa de cabello rubio rojizo, rasgos delicados y pecosa―, lady Caroline le espetó al escritor Edward Gibbon (el autor de The Decline and Fall of the Roman Empire), ceceando y con el acento nasal de su tía Georgiana: «Zu cara ez tan fea que ha azuztado a mi cachorro». Este hecho no demuestra ninguna tendencia hacia el escándalo, pero sí cierta predilección por la imprudencia y el desdén por las convenciones.

Su madre dijo de ella que era una niña problemática, testaruda, con ataques de mal genio y desesperación difíciles de calmar, pero que cuando «Caro» llegó a la adolescencia, era mucho más tranquila. No tuvo educación formal, pero estudió griego y latín, tocaba el arpa y el clavicémbalo y, con siete años, había comenzado a leer en francés e italiano. Era ágil y atlética.

En cuanto a sus virtudes morales, tenía cerca dos ejemplos del comportamiento habitual de la Regency haut ton: su madre, lady Henrietta, de belleza singular y buen carácter, se cansó de los arranques violentos de su marido y tuvo numerosos amantes; su tía, Georgiana, la Duquesa de Devonshire, fue desterrada por el duque por quedar embarazada de su amante, Earl Grey. Las hermanas Spencer ―la misma familia de sir Winston Churchill y lady Di― pasaron varios años en Italia con Caro, hasta que Devonshire perdonó a su mujer. No muy diferente era el proceder de su suegra, Elizabeth Milbanke.

Al casarse con William Lamb con diecinueve años, a Caro le afectaron ciertas demandas de su marido, como aseguró en una carta a su suegra en 1810: «Me llamó mojigata, se divertía instruyéndome en cosas que nunca debí haber oído o conocido ―y el disgusto que sentí al principio por la maldad del mundo de la que hasta entonces nunca había oído hablar― en muy poco tiempo esto dio paso a una laxitud general de principios que pasó desapercibida de todos vosotros, pero que poco a poco ha estado socavando las pocas virtudes que he poseído.» 


Lady Caroline Lamb por Eliza H. Trotter, década de 1810

Emily Lamb, cuñada de lady Caroline, condesa Cowper, por William Owen. c1810.
Sarah Sophia Child Villiers (nacida Fane), condesa de Jersey, por Alfred Edward Chalon (principios del siglo XIX)

Annabella Byron (de soltera Milbanke), por Charles Hayter (1812) 

La Walze, Le Bon Genre, por Gilray (1810).
La imagen del vals de Thomas Rowlandson en 1806
Fachada de Almack's, grabado de Old and New London de E Walford (1878, entonces se llamaba Salones Willis's)

Vale para entrar en Almack's firmado por una de las "patronas" del club.

Un baile en Almack's , supuestamente en 1815; la pareja de la izquierda está anotada como "Beau Brummell en una conversación profunda con la duquesa de Rutland", por Rees Howell Gronow

Lord Byron a los 19 años, grabado de William Finden, según un dibujo de William Clarkson Stanfield (apareció en la biografía de Thomas Moore ed. 1833). Se ve que apoya sobre el pie izquierdo.

Cuando lady Caroline Lamb conoció a Byron en 1812, el vals comenzaba a ganar adeptos entre los sectores más avanzados de la sociedad británica durante la Regencia. Demasiado atrevido para una época en la que predominaban los bailes de campo en grupo en Almack's, el club social más exclusivo de Londres. 

Caroline, siempre dispuesta a romper las reglas, se enamoró del vals mucho antes que la mayoría: «En Melbourne House, se practicaban diariamente los valses y las cuadrillas. Lady Jersey, lady Cowper, miss Milbanke y varios extranjeros venían aquí para aprender… cuarenta o cincuenta personas bailando desde las doce de la mañana hasta la hora de la cena, jóvenes, alegres y ruidosos.» Miss Milbanke era la sobrina de su suegra, que se casaría varios años más tarde con lord Byron. Lady Jersey y Lady Cowper eran dos de las «patronas» de Almack's que, mientras no permitían bailar el vals en el club, acudían a aprenderlo a casa de los Melbourne. La prohibición terminó dos años más tarde, aunque las señoritas necesitaban aprobación de sus padres, antes de que un caballero pudiera pasar su brazo alrededor de su cintura.

Cuando Byron acudió a Melbourne House tras la carta de lady Caroline, ella lo invitó a una fiesta de vals a finales de marzo de 1812. Sin embargo, como el poeta no podía bailar por su cojera, y se mostraba celoso si bailaba el vals con otros hombres, Caroline terminó por sentarse con él y dejar de ser el alma de sus fiestas.

Condesa, más tarde princesa, Dorothea von Lieven, de soltera Benckendorff. Autor desconocido.
Príncipe Christofor Lieven por Lawrence (1820)
Longitud y latitud de San Petersburgo , una caricatura de la condesa Lieven bailando el vals en Almack con el príncipe Kozlovski, por George Cruikshank, 13 de mayo de 1813.
Príncipe Piotr Borisovich Kozlovsky, por Karl Pol, 1838
Interior de Almack's. Los varones jóvenes visten trajes oscuros con pantalones ajustados (influencia de Beau Brummel), mientras que los mayores todavía usan calzones hasta la rodilla de color beige.
Primer baile cuadrilla en Almack's. Lady Jeersey es la segunda por la izquierda.
El vals parece aburguesado en esta ilustración de 1816.
Arthur Wellesley, 1er duque de Wellington, por Benjamin Robert Haydon (1839)
Beau Brummell, grabado de un retrato en miniatura (1810?)
Caricatura de Brummell por Richard Dighton (1805) 

Almack's era conocido por sus refrescos rancios y su limonada aguada, pero lo que importaba a los privilegiados asistentes era codearse con la flor y nata de la sociedad y presentar a las hijas elegibles para concertar los mejores matrimonios posibles. Hoy es difícil concebir la importancia que se le daba a ser admitido en Almack's, «el séptimo cielo del mundo de la moda» y «templo exclusivo del beau monde».

Las «patronas» de Almack's dictaban la moda y las costumbres de la alta sociedad. Custodiaban la entrada al club y, con una simple sonrisa o el ceño fruncido, decidían quién podía acceder a sus salones y quién no, como valquirias que decidieran quién iba a morir en la batalla. De forma implacable, rechazaban a quienes no ostentaban un rango social adecuado, no llevara un vale de admisión o no vistiera con la etiqueta exigida. Además de las patronas mencionadas en el post anterior, destacaba la condesa Lieven, esposa del príncipe Khristofor Lieven, embajador ruso en Londres, de 1812 a 1834. 

El propio duque de Wellington sufrió el rigor de la condesa, por acudir con unos pantalones largos ajustados, al estilo Brummell, en lugar de calzones hasta la rodilla. Se había emitido una orden, por parte de las Patronas de Almack’s, para impedir la admisión de los caballeros en pantalones, a excepción de aquellos «que puedan tener las rodillas golpeadas o deformadas.» 

Algunos varones, cansados de tanta tiranía, circularon la siguiente chanza poética:

A LAS SEÑORAS PATRONAS DE ALMACK'S

¿Cansadas de nuestros pantalones?

Que a ellos llega vuestra ira,

La razón es bien conocida:

Os encanta usar los calzones.


Lady Caroline Lamb vestida de paje por Thomas Phillips, 1813.

William Lamb, Lord Melbourne, artista desconocido (escuela de sir Thomas Lawrence, 1825)
Lord Byron por Henry Pierce Bone (1837)
John Jackson en su academia de boxeo, grabado Sir Henry Smyth (1830)
Biombo perteneciente a lord Byron, donde aparece su maestro de boxeo, John Jackson. Hoy está en una de las habitaciones de su "casa de campo" de Newstead Abbey que recuerdan al poeta..
Abadía de Newstead en 1880. En esta propiedad de sus antepasados, lord Byron estuvo viviendo algunas temporadas. Dada su precaria economía, logró venderla mientras estaba en Italia en 1818.
Hero y Leandro, óleo sobre pintura de lienzo por Salvator Rosa, 1640-1649. El 9 de mayo de 1810, Lord Byron cruzó a nado el Helesponto, desde Sestos hasta Abydos para reproducir los legendarios viajes de ida y vuelta realizados por el mítico Leandro en las visitas a su amada Hero. Byron completó la distancia de una milla náutica, en aguas frías y corriente fuerte, en una hora. 

Grabado satírico coloreado a mano, atribuido a George Cruikshank (principios del siglo XIX). Lord Castlereagh, Jorge IV y otros caballeros sentados en una mesa expectantes para mirar a una mujer desnuda sentada en una fuente grande. Se cree que se refiere a lady Caroline.
Grabado satírico coloreado a mano, atribuido a George Cruikshank (1818). Incluye a lady Caroline y a un dandi llamado William.
Tampoco lord Melbourne se libró de la sátira. En este caso se refiere a su relación con lady Norton, por la que su marido pidió una indemnización que no fue aceptada. (1836)

El matrimonio de Lady Caroline y William Lamb disfrutó de un amor sin fisuras hasta que la pérdida de dos hijos recién nacidos, la tensión por los cuidados del único hijo que llegó a ser adulto (epiléptico y autista), las ambiciones políticas del marido y el odio manifiesto de la suegra de Caroline, acabaron por romper el embrujo. Sin embargo, a pesar de los problemas y las infidelidades mutuas, siempre mantuvieron una relación afectuosa.
Lord Byron se encontraba en un momento que él mismo definió diciendo: «Me desperté una mañana y me encontré famoso». Tras el éxito de Childe Harold's Pilgrimage, se los disputaban en los clubes y salones más exclusivos de Londres. Sus facciones helenas (que realzaba usando papillotes para rizar su pelo por las noches) y su cuerpo apolíneo le hacían irresistible. A pesar de tener su pie derecho deformado y cojear ostensiblemente, era un jinete competente y un excelente nadador; también recibió clases de boxeo del campeón «Gentleman John Jackson», a quien Byron llamó «el emperador del pugilismo».
Lady Caroline fue la primera mujer en cautivar al poeta por completo. No se parecía a sus conquistas anteriores, ni a su concepto de belleza femenina («era demasiado delgada»), y su excéntrica costumbre de vestirse como un paje le sorprendió, pero no tardó en describirla como «el pequeño ser más inteligente, agradable, absurdo, amable, desconcertante, peligroso y fascinante». Lord Byron fue exigente y posesivo, incitándola a admitir que lo amaba más que a su esposo e hizo planes para huir con ella de Inglaterra. Caroline, por su parte, se sintió atraída por él al instante; y escribió: «Ese hermoso rostro pálido es mi destino».

Sarah Miles caracterizada de lady Caroline Lamb
Poster de la película Lady Caroline Lamb, dirigida por Robert Bolt (1972)
Escena en la que lady Caroline escribe a Byron
Carta de lady Caroline a Byron
Escena con Byron (Richard Chamberlain) en el baile donde intenta cortarse las venas 
Miniatura de Byron, copia de un retrato de George Sanders (14 de agosto de 1812)
Inscripción en una tapa de un relicario regalado por Byron y modificado por Caroline: 'Ne Crede Byron', una burla del lema de la familia Byron 'Crede Byron'.
Escudo de armas de lord Byron
Inscripción grabada en la parte de atrás del relicario: 'de tu fiel rubia, no puedo vivir sin ti, 14 de agosto de 1812'
William Beckford por Joshua Reynolds (1782)

Triste el destino de lady Caroline al descubrir el concepto que tenía Byron del amor: «una loca y apasionada obsesión que se abandona tan pronto como se sacia la curiosidad y el deseo». Su breve pero intenso romance duró varios meses, pero sus consecuencias serían más duraderas para ambos.

Después de que Byron rompiera la relación, Lamb se llevó a su desolada mujer a Irlanda. La distancia no enfrió su interés por el poeta, a quien escribía con frecuencia; y, en una ocasión, le envió vello púbico. Cuando regresó a Londres, Byron dejó claro que no volvería a ser su amante, pero ella insistió de manera cada vez más pública en reunirse con él. Durante un baile, Byron ofendió a Caroline en público, quien respondió cogiendo un cuchillo de mesa; cuando unas damas intentaron quitarle el cuchillo, ella se cortó la mano. No se hirió gravemente, pero su acción provocó un escándalo y cuestionó su estabilidad mental. Byron más tarde escribió: «Lady Caroline interpretó la escena de la daga» (alusión a Macbeth).

La obsesión de Lady Caroline por Byron definiría gran parte de su vida posterior, además de influir tanto en sus obras como en las de Byron. Escribían poemas en el estilo del otro, sobre el otro, e incrustaban mensajes abiertos entre ellos en sus versos. Ella falsificó una nota con la letra y el estilo de Byron al editor John Murray, solicitando una miniatura del rostro del poeta; Murray cumplió, sin darse cuenta de la diferencia.

Después de una visita frustrada a la casa de Byron, lady Caroline escribió «¡Recuérdame!» en un libro escrito por el conocido bisexual William Beckford. El mensaje era un recordatorio de que ella conocía sus transgresiones sexuales. Byron respondió: «¡Recuérdate! ¡Recuérdalo!;… Tu esposo también pensará en ti, no serás olvidada, ¡falsa para él, malvada para mí!».

Jane Elizabeth Scott, condesa de Oxford, por John Hoppner (1797)
Grabado de Lady Caroline Lamb, sin fecha, Pullarton ed.

Wellington en Waterloo, por Robert Alexander Hillingford (fecha desconocida)
Escena de Lady Caroline Lamb, con Wellington
Primera edición de Glenarvon, editado por Henry Colburn (1816)
Batalla de Vinegar Hill por William Sadler II.
"El campamento en Vinegar Hill", ilustración de George Cruikshank (1845). Historia de la rebelión irlandesa en 1798
Don Juan y Haidee, c.1833, por Alexandre Marie Colin

Lord Byron en su lecho de muerte (c. 1826), por Joseph Denis Odevaere
Láudano, mezcla alcohólica con un 10% de opio, la 'aspirina del siglo XIX'
Brocket Hall, casa de campo de lord Melbourne, en Hertfordshire

Cuando en el invierno de 1812 Byron y la condesa de Oxford se convirtieron en amantes, ambos leían las cartas de Caro y redactaban respuestas conjuntas. A principios de noviembre, Caro recibió una de esas cartas que terminaba así: «Ya no soy tu amante… ejerce tus absurdos caprichos sobre los demás; y déjame en paz». Su mente quedó afectada y su cuerpo cada vez más demacrado. Byron llegó a decir que era «perseguido por un esqueleto». En Navidad, Caroline encendió una hoguera en los jardines de Brocket Hall y unas niñas del pueblo vestidas de blanco bailaron alrededor, mientras ella arrojaba las cartas de Byron al fuego.

En los días posteriores a la batalla de Waterloo, Caro visitó a su hermano Frederick que había resultado herido y sedujo al duque de Wellington. Sin embargo, Byron siguió siendo su obsesión. En 1816, después de que Byron dejara Inglaterra para siempre, ella publicó su primera novela, Glenarvon, ambientada en la Irlanda del levantamiento de 1798, en la que satirizaba a Byron y a varias damas de la alta sociedad. El libro fue un éxito, pero los críticos la tacharon de literatura basura; a Goethe, en cambio, le pareció digno de consideración. Años más tarde, publicó dos sátiras del Don Juan de Byron, dos novelas, varios poemas y canciones, además de un «diario de bolsillo».

En 1820, cuando los primeros cantos de Don Juan causaban sensación en Londres, Caroline apareció en un baile de máscaras vestida como el personaje. Su fijación continuó hasta la muerte de Byron en 1824 y viera pasar, por accidente, su cortejo fúnebre cerca de Brocket Hall. Antes de que John Murray quemara las memorias de Byron, dejó que Caroline las leyera y en ellas encontró el poema que Byron había escrito en respuesta a su «Recuerda», lo que acabó por desestabilizar su frágil mente y no volvió a escribir.

Caro y su marido se divorciaron un año después; si bien William le permitió seguir residiendo en Brocket Hall. Su salud empeoró por el abuso del alcohol y del láudano y a William, secretario de Irlanda, le avisaron a tiempo para estar a su lado cuando murió en 1828. Él no volvió a casarse.

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